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EL MUNDO ACOMPAÑA EN SU VIAJE A UNA BOTELLA RETORNABLE DE COCA-COLA

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04/02/2016

¿Cuántas vidas puede tener una botella de Coca-Cola? ¡Infinitas! La periodista de El Mundo Raquel Villaécija ha acompañado en su viaje a un envase retornable de Coca-Cola, desde que se recicla y se llena en la fábrica hasta que vuelva a llegar a los bares, en el reportaje “Las vidas infinitas  de una botella de Coca-Cola”. El relato es una muestra de los esfuerzos de Coca-Cola por los envases sostenibles.

Las botellas de Coca-Cola que se consumen en hostelería se reciclan, de manera que “pueden tener infinitas vidas”, explica a El Mundo José María González, jefe de tráfico de Ecoplatform, el centro de distribución de Coca-Cola en Madrid. Solo en España, se fabrican cada año unos 773 millones de botellas, y en un año, la misma botella que hoy se consume en un bar de Madrid puede estar dentro de dos semanas en uno de Sevilla y al mes siguiente en Portugal. ¡Centenares de millones de botellas de Coca-Cola viajan una y otra vez por toda la península a lo largo del año!

El periplo de las botellas de Coca-Cola

El periplo de la botella retornable de Coca-Cola, desde que llega vacía a la planta de llenado hasta que se reparte en un bar ya lista para consumir, puede durar entre 10 y 15 días. En el viaje de El Mundo, se inicia en la planta de llenado de Sevilla, donde se embotellan más de 200 referencias de bebidas. Su gerente, Miguel Parias, indica que la botella de Coca-Cola atraviesa diferentes etapas: limpieza, chequeo, llenado y etiquetado.

“Todo el proceso está automatizado”, afirma Parias: primero entran en una lavadora, donde pasan por varios enjuagues, dos baños de sosa cáustica que certifican su limpieza y sendos de aclarado, un proceso que proceso dura 20 minutos.

Una vez limpia, y antes de pasar por la llenadora, la botella se somete al chequeo de los llamados “inspectores de vacío”. Estos revisores hacen ocho fotos a cada envase para comprobar que están impolutos. Si hay restos de suciedad, se vuelven a lavar, si se aprecian defectos en la botella, se desechan definitivamente. El vidrio de las botellas desechadas se recicla nuevamente, pero esas botellas no se reutilizan.

Las que sí pasan el corte entran en las máquinas de llenado, “el proceso más importante”, según Parias, “pues son estas máquinas las que marcan la velocidad del proceso”. En la planta de Sevilla hay dos llenadoras, con una capacidad de llenado de 108.000 litros por hora (40.000 botellas). En 60 minutos pueden preparar unas 80.000 botellas. Una vez taponadas, estas viven el viaje inverso que hicieron al llegar: se colocan en cajas y después en palés y marchan en camiones hacia los centros de distribución que hay en España.

La periodista de El Mundo ve llegar la retornable de Coca-Cola al centro de reparto de Madrid. Los camiones salen llenos al alba, descargan en unos 35.000 puntos de consumo (sobre todo bares y restaurantes) y se vuelven con las cajas de las botellas vacías. Según explica José María González, el volumen de reparto oscila entre las 60.000 cajas en un día flojo hasta las 120.000 en un día fuerte. Los picos de fabricación son en verano, Navidad y Semana Santa y cuando hay eventos deportivos como un Mundial. El viaje de la retornable que ha seguido El Mundo, el que comenzó en Sevilla, culmina en un bar de la capital, cuando el consumidor pide y consume su refresco.

Con este proceso completo, se ahorra energía y agua, como parte del compromiso de Coca-Cola con el Medio Ambiente.

Aniversario de la botella Contour de Coca-Cola 

El reportaje también hace referencia a la recuperación del modelo clásico de botella de vidrio de Coca-Cola, inspirada en el envase original de 1915, el modelo Contour, que fue diseñado para ser reconocible incluso en la oscuridad y que ha cumplido en 2015 100 años.

Se trata de un lanzamiento exclusivo de Coca-Cola Iberia pensado por y para la hostelería en España, un mercado que a través de sus más de 300.000 bares consume el 30% de todos los envases de vidrio que Coca-Cola comercializa en Europa. Un modelo clásico que vuelve a salir al mercado para recordarnos que Coca-Cola ha sido, desde siempre, mucho más que un refresco.